Marcelo Enzo Di Luciano es propietario de la librería El Ventanal, que él mismo define como “un mix entre las librerías de viejo de la Avenida Corrientes y los anticuarios“.
Actualmente está emplazada en una pintoresca casona del barrio La Perla; sin embargo, su origen se remonta a la ciudad de Buenos Aires, e incluye una fructífera estadía en la localidad de Villa Gesell.
Los comienzos de la Librería El Ventanal en Buenos Aires
El primer local estaba emplazado en el famoso Palacio Vera, ubicado en Avenida de Mayo al 700, en el corazón mismo de la capital argentina. El luminoso ventanal externo marcó la impronta de la librería para siempre. Desde allí podía verse, tan solo separado por la avenida, a otro emblema porteño: el mítico Café Tortoni.
En ese local con su llamativo ventanal, antes de ofrecer primeras ediciones y libros de colección, la familia de Marcelo tenía una librería escolar con un enorme depósito.
Años después, Marcelo encontró allí un auténtico tesoro. Se trataba de decenas de antiguos útiles escolares sin vender, que conformarían una vasta colección que pasaría a formar parte del patrimonio de la librería.
“La mejor librería de Buenos Aires”
Según comenta Marcelo, la librería era visitada por personalidades de trayectoria internacional. “El Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel traía comitivas de extranjeros a la que denominaba la mejor librería de Buenos Aires“, rememora su dueño.
Alejandro Dolina, Alfredo Castello, Santiago Kovadloff, Juan José Sebrelli y muchos otros poetas e intelectuales, formaban parte de su clientela habitual. Incluso el fotógrafo personal de Lady Di visitó las instalaciones para hacer una serie de imágenes que luego se publicaron en la revista Vogue.
Al mismo tiempo, eran habituales los eventos artísticos y culturales organizados por la librería El Ventanal en las instalaciones del café Tortoni.
El negocio gozaba de una gran reputación, y el deseo de abrir una segunda sucursal siempre estaba presente. La oportunidad se presentó a finales de la década de 1990 en la localidad balnearia de Villa Gesell.
Librería El Ventanal desembarca en la Costa Atlántica
En Villa Gesell, la propuesta no se limitó a la venta de libros. En una localidad pequeña de la provincia de Buenos Aires con escasa vida cultural más allá de la temporada estival, El Ventanal se convirtió en un espacio interdisciplinario más allá de literario.
Además de las estanterías con libros, abrieron un café y habilitaron distintos espacios para conciertos, lecturas, talleres y hasta mítines.
En las vitrinas del local gesellino se exhibían las numerosas piezas escolares de la colección familiar, junto con pupitres y otros objetos que Marcelo adquirió en ferias de anticuarios.
Él recuerda con orgullo cuando los visitó la directora de la colección pública de útiles escolares más importante de Buenos Aires, y afirmó sin pudor que la que se exhibía en El Ventanal superaba por mucho el acervo estatal.
Marcelo participó con su librería en la organización del primer Festival de Jazz de Villa Gesell, del Festival Internacional de Narración Oral y del movimiento local de Acción Poética.
Los clientes fieles y algunos famosos no faltaban en la librería; sin embargo, hacia el 2010 las diferencias políticas con la administración municipal se volvieron insostenibles. Entonces, Marcelo decidió cerrar y emprender un nuevo camino, esta vez rumbo a la Ciudad Feliz. La librería El Ventanal desembarcaba en Mar del Plata.
El sueño de abrir en Mar del Plata se hacía realidad
Un hotel en venta en la zona de Punta Mogotes fue la primer locación de la librería El Ventanal en Mar del Plata. Nuevamente, la propuesta trascendía la mera venta de libros antiguos e incluía espectáculos y talleres. Aunque lejos del centro turístico y comercial de la ciudad, convocó a muchísimos curiosos, residentes y turistas que aún la recuerdan con nostalgia.
Finalmente, Marcelo encontró el lugar que soñaba para su librería: una casona de 1930 emplazada en el corazón de un barrio tradicional, a minutos del microcentro. Allí, además de sus amados libros exhibe y comercializa más de 5000 posters de cine, grabados y partituras. Los útiles debieron quedarse en cajas por falta de espacio.
A la pregunta de dónde obtiene los libros antiguos y las primeras ediciones que ofrece, Marcelo enumera: “Vienen muchas personas a vender sus lotes de libros, ya que hay quienes se mudan y no tienen lugar para tenerlos o que los reciben en herencia y no quieren conservarlos. También asisto a remates.”
No hay un tema en el que se especialice, sino muchos: Historia Argentina y Universal, Literatura Argentina y Latinoamericana, Ciencias, Derecho y Teología, entre otros.
Marcelo afirma tener ejemplares del siglo XVI y obras firmadas por figuras de la literatura argentina Borges, Cortázar o Macedonio Fernández.
El oficio más lindo del mundo
“Lo que más disfruto de ser librero es cuando veo que un cliente encuentra en mi librería ese ejemplar que busca hace años. Es una gran satisfacción que te pregunten por un libro que parece imposible de conseguir, y poder decir que lo tengo.
Creo que los libreros y las librerías somos un nexo y un puente fundamental entre los autores y los lectores“, reflexiona Marcelo.
Ayer catálogos de papel; hoy publicaciones virtuales
Marcelo recuerda los tiempos en los que, a falta de Internet, la mayor fuente de conocimiento en este rubro eran los viejos libreros y los catálogos europeos de papel. Él mismo elaboraba e imprimía periódicamente listados con los últimos libros disponibles para hacer llegar a sus clientes habituales.
Todo eso quedó atrás. Hoy pasa gran parte de su jornada publicando sus tesoros en redes sociales y en Mercado Libre, así como en páginas especializadas de Europa y Estados Unidos.
Desde que irrumpió la pandemia, despacha las ventas por correo y mensajería pero no reniega: “Aprovecho para ponerme al día con las publicaciones de los ejemplares disponibles”.
La librería El Ventanal y su relación con Italia
Marcelo Di Luciano es descendiente de italianos por ambos padres; sus abuelos eran oriundos de Venecia y Siracusa.
En su librería cuenta con una gran cantidad de libros y objetos culturales vinculados a Italia. Desde un ejemplar de la Divina Comedia ilustrado por Gustave Doré, primeras ediciones de Papini, Leopardi, Manzoni y Pirandello hasta ejemplares en idioma italiano del siglo XVII.
En cuanto a las partituras, hay para piano, violín y orquesta de obras clásicas y tarantellas. Sobresalen óperas de Verdi, Puccini y Mascagni con portadas hermosamente ilustradas, y afiches originales de películas emblemáticas de Fellini, Scola, Visconti, Marcello Mastroianni, Sofía Loren y más.
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