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Museo Casa Bruzzone: la obra del artista argentino

Bruzzone - Atelier

El Museo Casa Bruzzone almacena la obra, documentos y recuerdos de Alberto Bruzzone, reconocido artista argentino. Localizado en uno de los pocos barrios marplatenses denominados como reserva forestal: El Grosellar, la antigua residencia cobija las pinturas e historias del pintor. Su viuda, Magdalena Konopacki, quien fuera su musa, es hoy la principal responsable de este proyecto.

La vida de Alberto Bruzzone

Sanjuanino de origen, Alberto Bruzzone nació 26 de marzo de 1907 en la ciudad homónima a la provincia. Fue el segundo de una familia conformada por cinco hijos nacidos de la unión de Dolores Salas, miembro de una tradicional familia sanjuanina y Andrés Bruzzone, capitán de infantería, por entonces con destino en San Juan.
Su niñez transcurrió en distintas ciudades del país, debido a los traslados del padre militar. Mientras se encontraba cursando la secundaria falleció su padre. Por la misma época conoció al hijo del escultor Arturo Dresco, quien sería su primer profesor de dibujo.
En 1923, a los 16 años, ingresó al Colegio Militar, pero, al año de haber sido aceptado y tras reiterados intentos por conseguirla, obtuvo la baja.
Mientras se desempeñaba en su primer trabajo, como empleado administrativo en el Arsenal de Guerra, prosiguió sus estudios de dibujo en la Mutualidad de Bellas Artes. Para 1926 ingresó a la antigua Academia Nacional de Bellas Artes que dirigía Pío Collivadino.
En la década del cuarenta se graduó como profesor de pintura y continuó cursando estudios de pintura mural bajo la dirección de Alfredo Guido y Dante Ortolani, de grabado con Alfredo Guido y Adolfo Belocq y de escultura con Carlos de la Cárcova y Enrique Soto Avendario.
Años más tarde, Bruzzone, junto a sus colegas y amigos Berni, Castagnino, Policastro, Urruchúa y Spilimbergo fueron los gestores de un movimiento definido como “Realismo Ríoplatense”. Esta generación forjó una identidad pictórica argentina del siglo XX.
Para la década del sesenta, ya en su madurez artística, se alejó del circuito de las grandes exposiciones y de los salones y se radicó en Mar del Plata junto a Magdalena Konopacki, ciudad en que construyó su casa-taller, hoy museo “Casa Bruzzone”.
Durante 30 años y al abrigo de una relación fluida con la comunidad que lo rodeaba, Bruzzone se dedicó exclusivamente al estudio de la pintura, realizando su mejor y más fecunda obra.
Cuando murió, con 87 años cumplidos, seguía ejercitando la docencia en su taller y perseverando cotidianamente frente al caballete.
La obra del artista argentino figura en colecciones y museos en Argentina y en el exterior. Se destaca “Retratos de Ana Frank“, una serie de cuadros que ilustra el diario de la joven judía, para la cual contó con el apoyo del propio Dr. Otto Frank, padre de Ana, con quien mantuvo una larga relación.
Alberto fue un gran estudioso del retrato y de las composiciones que lo han llevado a la realización de incontables obras.

Bruzzone - Magdalena y Alberto paseando.
Alberto Bruzone y su mujer paseando por la costa.

Magdalena es hoy la gran custodia del legado de Alberto y quien se encarga de llevar adelante el museo y conservar los trabajos y obras del artista.

¿Cómo lo conociste a Bruzzone?

“Lo conocí en 1961, con tan sólo 18 años. Yo era una ávida consumidora de arte. Muy curiosa. Y junto con un grupo de amigos fuimos a conocer el taller de este pintor y ahí fue el flechazo.”

¿Crees que fuiste su musa en algún momento?

“No creo en las musas, ni en la inspiración. Yo creo en la tarea compartida y en la actitud frente al trabajo. Según lo que él decía, la mujer que él amaba debía ser pintable. Y era tan fuerte su fase pictórica que todo pasaba por ahí. Y finalmente entré en su pintura como un color, una angulatura y una gestualidad que él utilizó mucho.
Creo que el modelar es algo extraordinario y tiene algo de trabajo actoral, en la medida que uno se tenga que posicionar en un lugar y transmitir, ni siquiera con la gestualidad, sino con una predisposición de ánimo.”

¿Cuándo deciden mudarse a Mar del Plata?

“A principios de la década del 60, ya casada con Bruzzone, estábamos buscando un taller para él y, a su vez, un lugar donde criar a nuestra familia.
Para que un taller de pintor sirva para la tarea debe tener los techos altos, por la altura del caballete. En Buenos Aires las nuevas construcciones no llegaban a los tres metros de altura. Y, mientras que las casas antiguas tenían cuatro metros y cuarenta centímetros de altura, las mismas no abundaban, ya que cuando la ciudad creció en alto, estas propiedades quedaron en pozos de luz.

Los pintores de la época de Bruzzone, formados en la época del cuarenta, necesitaban de la luz natural en la realización de su obra. Y los apartamentos aptos habían quedado inmersos en un cono de sombra. Entonces, para poder construir un taller con la luz necesaria había que salir de Buenos Aires. Lamentablemente, los barrios periféricos que eran cómodos para vivir eran inaccesibles por el precio de la tierra y los barrios más económicos no eran los adecuados para nuestra forma de vida.
Así que, con un hijo en camino y otro nacido decidimos mudarnos a otra ciudad. Originalmente, estábamos entre Mar del Plata y Rosario pero, como buscábamos una ciudad que quedara a una distancia no demasiado lejana y con buen transporte, elegimos la primera opción. Para 1965 ya estábamos radicados.
Primero adquirimos unos terrenos en El Grosellar, donde hoy se encuentra emplazada la Casa Bruzzone. La idea era construir un hermoso taller con buena luz y luego formar una gran familia. Los dos coincidíamos en esto y, a pesar de que me costó llevar los embarazos a termino y de que perdimos a un bebe de un año y medio, pudimos levantar la casa y formar esa familia que tanto ansiábamos con Andrés, María, Ignacio, Valentina, Margarita y Francisca.

Queríamos que se criaran en un ambiente rural con fácil acceso a una ciudad con todo aquello que la civilización y la cultura proporcionaba. Y fue así. Fue una vida semi rural, pero urbana, de manera tal que cada uno de nuestros hijos pudiera elegir su presente. Y resultó muy bueno, ya que cada uno realizó elecciones muy diferentes.
Luego de la muerte de Bruzzone, en 1999, se inauguró la Casa Museo Bruzzone y, desde entonces, el predio alberga exposiciones de los colegas y amigos, de los artistas lugareños y sirve, además, de escenario para conciertos.”

¿Vos te consideras una artista?

“No, para nada. Por eso, justamente, pudimos llevarnos tan bien durante treinta años juntos con Bruzzone. Yo soy una consumidora de arte, de cultura. Amo las expresiones artísticas pero no soy creativa, soy más práctica. Pragmática. Si me apasiona todo lo que rodea al mundo del arte. Me fascinan los materiales, los colores, incentivar a que el otro encuentre su propia mirada y que sepa cómo llegar a través de materiales y técnicas. A través de la docencia lo he hecho.
El artista nunca llega a ser viejo en su espíritu o en su intelecto. El crear lo mantiene de otra manera frente al desgaste de la vida. Y este hombre, cuando ya tenía más de ochenta años, estaba un paso más adelante que gente joven, en comprensión de cosas de la vida y por la gran sabiduría que dan los años. Las cosas que vivís una y otra vez te brindan sabiduría.”

Bruzzone - Magdalena explicando.
Magdalena explicando la obra de Bruzzone a alumnos.

¿Cómo llegar al Museo Casa Bruzzone?

La obra del artista argentino Alberto Bruzzone puede hallarse en la residencia localizada en El Grosellar:
Dirección: María Curie 6193
Teléfono: 54 (0223) 479022
Correo: [email protected]

Museo Casa Bruzzone: la obra del artista argentino ultima modifica: 2019-07-22T08:00:24-03:00 da María Martínez Palacios

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