“El Vestido de Dora”: un viaje a las raíces italianas

Maxi Manzo nos cuenta en esta charla cómo se gestó el documental “El Vestido de Dora”. Un viaje emocionante que va de Mar del Plata a Buenos Aires y cruza el océano para llegar a Italia y cerrar un círculo que comenzó hace más de medio siglo, con la llegada de los abuelos de Maxi a la Argentina, en la posguerra.

Una historia de amor a Italia

“El Vestido de Dora” es no solo la historia de Maxi Manzo y su familia. Es la fiel representación de todos aquellos que tenemos sangre italiana en nuestras venas. La emoción de quienes vivimos las sobremesas de domingo con las canciones italianas. La nostalgia de aquellas típicas reuniones de mesas largas regadas de vino y buenas pastas caseras.
Todo esto se refleja en este documental que iba a ser una obra de teatro pero que se transformó en un proyecto audiovisual increíble.

¿Cómo nació “El Vestido de Dora”?

Originalmente iba a ser una obra musical con canciones en vivo, danzas y algunas interpretaciones teatrales. Comencé a trabajar con esa idea en mente, componiendo las canciones que finalmente se transformaron en la banda sonora del documental y escribiendo el guión de la obra. Sin embargo, la pandemia del Covid-19 trastocó los planes; se hacía difícil llevar adelante una obra de este tipo así que decidí crear un documental. Usé el guión original, la estructura del espectáculo y la música pero pensando en una obra audiovisual con testimonios de distinas personas. La idea igualmente no cambió, el objetivo era mostrar cómo la cultura italiana me marcó a lo largo de mi vida, incluso desde antes de que naciera. “El Vestido de Dora” podríamos decir que es mi visión de la colectividad italiana y a lo largo del film narro cómo esta cultura o colectividad influyó en mi vida desde siempre.

El Proyecto arrancó en Mar del Plata, siguió en Buenos Aires y luego en Italia, ¿qué sensaciones te generó todo ese viaje, el recuerdo de tu familia, tu vida misma?

La primera parte de la historia se desarrolla en Mar del Plata, donde nací. Esta ciudad fue la que eligieron mis abuelos para echar raíces, por eso el documental arranca con el testimonio de ellos, que nacieron en el Molise. Mi abuelo Pepe (José) nació en un pueblito llamado Duronia, y mi abuelo Amadeo nació en Mafalda, ambos ubicados en la provincia de Campobasso. Ellos relatan sus primeros años en Argentina y cómo nace la vida asociativa en la ciudad con algunos referentes de la colectividad en Mar del Plata. Luego, sigue con el relato de los primeros años de mi vida, mi vínculo con la celebración y la música; siempre digo que la primera forma asociativa es la familia y luego vienen las asociaciones, esos espacios para poder llorar juntos, hablar de esas tierras lejanas, de sus costumbres y tradiciones. En las asociaciones los italianos pudieron transmitirle a sus hijos nacidos en Argentina este amor por la cultura que traían de su lugar de origen y generaron espacios deportivos, musicales, culturales, etc.

La segunda parte transcurre en Buenos Aires, el lugar que elegí para crecer profesionalmente. En Buenos Aires descubrí el Buenos Aires celebra Italia, donde fui a cantar en 2012 con el dúo Fratelli Manzo que tenía junto a mi hermano y me enamoré de la ciudad. Al poco tiempo me transferí allí y comencé a trabajar en el Gobierno de la ciudad, junto a las diferentes colectividades que residen allí.

Y cierra en Italia

Claro, el documental termina en Italia. Con Matías Long (director del documental) dividimos el film en tres partes: las raíces, el brote y el fruto. Ahí se da el reencuentro con mis raíces, luego de la pandemia y de pensar que no se podía volver. Pero no solo con amigos y conocidos, sino también con las casas de mis antepasados. Fuimos al pueblo de mi nonno Pepe, a su casa en el medio del bosque. Encontrarme con esa casa fue muy emocionante. Además, estar acompañado del presidente de la Asociación de Fomento Pro Loco y de la gente del pueblo fue algo único.
También fuimos a la casa de mi otro nonno, Amadeo, en Mafalda. Allí encontramos a su primo que nos contó un poco las cosas que habían pasado desde que mi familia dejó el pueblo. Él, por ejemplo, me contó que mi familia se llevó acordeones y bicicletas para vender acá y hacer algo de dinero.

Después fui al pueblo de mi nonna Dora, Tornareccio, y a la fracción que se llama San Giovanni. Ahí me estaba esperando un primo suyo, Tonino, y se dio un acto que yo llamo de psicomagia. Volví a encontrarme con la vida de mi nonna, el lugar donde ella vivió junto a sus hermanos y hermanas. Nos pusimos a cantar juntos en la puerta de la casa, en el mismo lugar donde mi nonna Dora y su familia cantaban. De alguna manera esto fue un acto de despedida a ella, que fue la que me motivó a hacer esta obra.

Pero el “El Vestido de Dora” no termina allí…

No, el documental termina en la región Puglia, en la zona del Salento. Siempre decimos y consideramos que los viajes de las raíces no terminan en el lugar donde nacieron tus antepasados. Estos viajes deben terminar en los lugares donde uno se siente italiano de acuerdo a sus pasiones. En mi caso, en el Salento descubrí el amor por la música popular de esta tierra, la pizzica salentina y la danza salentina, gracias a mi paso por el grupo ítalo argentino Madonna Nera y su líder Veronica Morello. Además, me pude dar el gusto de entrevistar a Antonio Castrignanò que es uno de los referentes de la música popular italiana y de la región Puglia. También tuvimos la presencia de la bailarina de la Notte della Taranta, Lucia Scarabino, en el videoclip del tema y también en algunas imágenes y pasajes de la obra. Ambos, además, estuvieron presentes en las últimas dos ediciones presenciales del festival Buenos Aires Celebra Italia.

¿Lograste obtener el apoyo de diversas entidades, no?

El documental tuvo el apoyo de la región Abruzzo, a través del Consiglio Regionale degli Abruzzesi nel Mondo (CRAM) y del Consiglio dei Molisani nel mondo. También contó con la colaboración del Consulado de Italia en Mar del Plata y de otras instituciones. Incluso contó con el patrocinio del Ministero degli Affari Esteri (MAECI), a través del consigliere Gionvanni De Vita, coordinador del Turismo de las Raíces en la “Direzione Generale per gli italiani all’estero”.
Por otro lado, el Concejo Deliberante de General Pueyrredon declaró al documental de interés municipal. Además, colaboraron el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Asociación Raíz Italiana, ENIT Buenos Aires, IIC Buenos Aires y diferentes asociaciones a las cuales represento, tanto del Abruzzo (FEDAMO Abruzzo) como del Molise (Unione Regionale del Molise).

¿Qué fue lo primero que sentiste una vez que viste el material terminado?

Lo primero que sentí fue un gran orgullo. Fue mucho tiempo de trabajo, muchas horas, dos años de pensar todos los días en esta obra y en cómo sería su presentación, el abrazo del público, de mi familia, seres queridos y amigos de la colectividad, que en definitiva también es mi familia.
Le agradezco también a mis raíces y a mi vínculo con Italia, porque me permitieron llevar adelante mi vocación, que es el arte de comunicar.

¿Cómo fue el estreno?

El documental se estrenó en el Museo MAR y contó con la presencia del embajador italiano en Argentina, Fabrizio Lucentini. También participó el cónsul de Mar del Plata, Santo Purello, que se encargó, a través del consulado, de organizar la presentación junto al director del Museo Daniel Besoytaorube. Hubo por supuesto autoridades de la colectividad italiana en Argentina y del sistema Italia, estuvo Verónica Morello que es la Coordinadora de la Sede argentina del ENIT, Marcelo Carrrara por el CGIE, Irma Rizzuti Cav. della Repubblica y Florencia Ranellucci Concejal de MGP.

También participaron la Asociación Raíz Italiana, con Marina Gabrieli y Antonio Rizzo, Mati Long, director del docu, Celeste Veleda la guionista y por supuesto mi familia y amigos se hicieron presentes en el teatro. Fue verdaderamente emocionante, nos aplaudieron de pie, lo cual me llenó de orgullo.

¿Qué fue lo que más te conmovió?

Cuando me toca homenajear a mi tío Carlos Mancini, Carlitos. Él registró la historia de mi familia y de las asociaciones del Abruzzo y del Molise en Mar del Plata desde la década del 60 hasta el 2010 en videos en 8mm y VHS. Ese material fue el que usamos para hacer esta película, así que homenajear a este tío fue muy movilizante.
Por otro lado, esta obra, “El Vestido de Dora”, tiene ese nombre porque nace de los cuentos y fábulas que nos contaba mi nonna y que nos contaban a tantos nietos de italianos. Mi nonna, por ejemplo, me contaba que no tenía un vestido para ir a misa y que su mamá se lo pedía prestado a la vecina de su casa. De ahí nace “El Vestido de Dora” como canción, que es un carnavalito con ritmo de pizzica salentina hacia el final y que fue el disparador para este proyecto intercultural que devino en documental.

¿Qué expectativas tenés con “El Vestido de Dora”?

El objetivo ahora es presentar el documental en diferentes provincias de Argentina; en ciudades con raíces italianas como Buenos Aires, Córdoba, Rosario, algunas provincias del sur. La idea también es llevar “El Vestido de Dora” a las regiones italianas de Abruzzo, Molise y Puglia. Queremos proyectarlo allí y participar en festivales. Además, se viene el estreno del álbum musical que acompaña a esta obra y que ya tiene dos cortes publicados en Spotify, el tema que da nombre al film y un cover de Ma il cielo è sempre più blu, que hicimos con Julián Gandara, el productor del disco. Tenemos planeado presentar este disco en conjunto con el film en los diferentes lugares a los que vayamos.