“Que el hombre sepa que el hombre puede”. ¿Cuántas veces leímos la frase ubicada al pie del Monumento a la Balsa Atlantis? El mismo se encuentra en la costa marplatense y se levantó en conmemoración a la Expedición Atlantis, de la cual se cumplen 35 años. En esta nota repasamos la historia de esta apasionante travesía llevada a cabo por cinco argentinos.
5 argentinos y un objetivo en común: cruzar el océano
“Quizás Colón no fue el primero en cruzar el océano y descubrir América”, pensó Alfredo Barragán, un joven oriundo de Dolores que se encontraba cursando la carrera de derecho en la Universidad Nacional de Mar del Plata. La idea comenzó a darle vueltas en la cabeza cuando vio las esculturas olmecas en México (15 cabezas de hombres de raza negra, talladas en piedra). Para algunos científicos, esas esculturas representaban a hombres de raza negra, pero otros lo negaban rotundamente ya que no había pruebas de una migración hacia América a través del Atlántico. Pero Alfredo no estaba tan seguro de ello y, tras varios días y noches de lectura desenfrenada e investigaciones se le ocurrió algo: cruzar el océano en una balsa.
El objetivo era probar que 3500 años antes que Cristobal Colón, navegantes africanos pudieron haber llegado por accidente a las costas de América conducidos por específicas corrientes marinas. Alfredo entonces buscó apoyo en una reunión del Centro de Actividades Deportivas, Exploración e Investigación (C.A.D.E.I.), un grupo de deportistas amateurs del cual Barragán era parte y que había logrado otras hazañas como haber conquistado la cima del Aconcagua en 1978.
La puesta en marcha de la Expedición Atlantis
Al principio todos creyeron que Alfredo estaba loco. De hecho, en aquella primera reunión, solo una persona le dijo que estaba dispuesto a acompañarlo, se trataba de Jorge “El Vasco” Iriberri. Juntos comenzaron a planificar lo que sería, sin dudas, la aventura más grande de su vida.
Para llevar a cabo la construcción de la balsa, decidieron que no iban a aceptar sponsors ni ningún tipo de patrocinio comercial pero la tarea no iba a ser sencilla. Como la idea era que la balsa fuera construida igual a la que podría haber usado el hombre primitivo 3500 años antes, necesitaban troncos del Ecuador.
Jorge, Alfredo y Félix Arrieta (un camarógrafo de ATC que registraría la travesía) viajaron entonces hasta allá en busca del material. Tuvieron suerte. Allí consiguieron que el presidente de “La Balsera Ecuatoriana”, la empresa que tenía los árboles que necesitaban, les regalara los troncos.
Mar del Plata fue la ciudad elegida como base de operaciones. Allí se realizó la construcción de la balsa que además tenía una vieja vela de la Fragata Libertad, donada por la Armada Argentina.
Pronto, a la expedición se sumaron el encargado de la navegación astronómica Daniel Sánchez Magariños y el sobrecargo y cocinero, Oscar Giaccaglia. El equipo estaba completo.
“Que el hombre sepa, que el hombre puede”
Lejos de dejar todo atado a la suerte, Alfredo y sus compañeros pasaron meses trabajando en la balsa y estudiando para evitar que el azar los sorprendiera. Finalmente la embarcación fue una balsa de 13.6 metros de largo por 5.8 metros de ancho construida con troncos, sin timón y con solo una vela. Y el 22 de mayo de 1984 partió desde el puerto de Tenerife en las islas Canarias con destino a La Guaira en Venezuela.
Sin embargo, tuvieron algunos contratiempos, principalmente a causa del sol. No habían reparado en los rayos solares y se estaban quemando, así que improvisaron un protector solar usando la grasa de unos chorizos que habían llevado entre las provisiones.
52 días después de zarpar, y habiendo recorrido más de 5.000 kilómetros, la balsa llegó a destino. En el puerto los barcos amarrados los recibieron haciendo sonar sus bocinas; habían entrado en la historia.
¿Dónde esta la balsa de la Expedición Atlantis hoy?
Lamentablemente hoy la balsa no se encuentra en Mar del Plata. Durante años los tripulantes de la Expedición Atlantis quisieron que el velero permaneciera en la ciudad pero no recibieron el apoyo esperado y finalmente fue trasladada a Dolores en el año 2000 y allí permanece en la actualidad. Hasta entonces, la balsa estaba en un astillero en Mar del Plata pero nadie la podía visitar, ahora se encuentra exhibida en un museo donde la gente puede verla, conocer su historia y saber que “el hombre puede”.
La película documental de esta hazaña está completa en YouTube.
