Para quienes viven en la zona del Puerto de Mar del Plata o la frecuentan de camino a la Gruta de Lourdes o el complejo de Punta Mogotes, hay una edificación sobre la Avenida Edison que difícilmente pase desapercibida.
Se trata de una construcción de color anaranjado que ocupa una manzana completa delimitada por las calles Ayolas, Acha, Magallanes y Edison. En una de sus esquinas tiene una enorme lata de atún suspendida. Aunque lleva muchos años emplazada ahí, aún puede leerse “La Campagnola”.
Por si a algún despistado le quedaba alguna duda, a estas alturas uno ya se encuentra en la “República del Puerto”, como se la llama coloquialmente a esa zona de la ciudad. La fábrica de conservas de pescado La Campagnola es uno de sus emblemas más siginificativos.
Orígenes de La Campagnola
Los fundadores de La Campagnola SACI son los hermanos Silvio y Luis Benvenuto. Llegados al país en 1912, se dedicaron a la importación de productos italianos como conservas de pescado y tomate. Más adelante, se entusiasmaron con la idea de enviar a la Madre Patria artículos de origen nacional.
1933 es un año crucial para su negocio. Entonces deciden radicarse definitivamente en la Argentina y abrir la primera planta productora de La Campagnola. Lo hicieron en Mar del Plata, una localidad entonces pujante con el flamante puerto como emblema. Su llegada colaboraría enormemente con la industrialización de la actividad alimenticia vinculada a la pesca.
Su aporte a la economía local fue grande, en primer término por la instalación de la fábrica y el fomento del empleo local. Y específicamente para el puerto, ya que fueron los primeros en apostar por la pesca de otras especies hasta entonces desconocidas o dejadas de lado. Es el caso de la caballa, que luego se convertiría en una conserva muy popular.
La introducción de modernas maquinarias para el envasado y la implementación de nuevas técnicas industriales le permitieron posicionarse como una marca nacional reconocida por sus productos de primera calidad.
En la década de 1950, La Campagnola amplió su mercado con la apertura de una nueva planta productora en Mendoza. Allí se dedicarían exclusivamente a la elaboración de mermeladas y otras conservas a base de frutas y verduras.
La historia detrás del nombre “La Campagnola”
Italia siempre estuvo en el centro de la apuesta de los hermanos Benvenuto al fundar La Campagnola. Al principio, se propusieron unir su patria con su país adoptivo comercializando productos típicos a uno y otro lado del océano. Luego, cuando se afianzaron en la Argentina, apostando a la producción local inspirados en la calidad y el sabor de los prodotti tipici italiani.
Campagnola significa campesina en italiano. Desde sus comienzos la imagen de la marca estuvo asociada a esta figura clave de la producción artesanal y local. Aún hoy conserva su tipografía e imagen tradicional.
El eslogan “¿Qué clase de pescado sos que La Campagnola no te envasa?” resuena en la memoria de los niños y adolescentes de mitad de siglo XX. Al mismo tiempo, los concursos infantiles organizados por la marca la ayudaron a meterse en los corazones y hogares argentinos.
La empresa hoy: un presente enrarecido
En 2006, la empresa fue adquirida por Arcor, una de las mayores compañías alimenticias del país con presencia mundial. Recientemente, la crisis económica hizo que durante algunos meses se paralizara la producción en las plantas de Mar del Plata y San Martín (Mendoza). Tristemente, en las últimas semanas se comunicó el cierre de la fábrica mendocina.
En Mar del Plata, el 2019 comenzó con un parate productivo de dos meses, tras el cual se reanudaron las tareas. Hace unos tres meses, la planta volvió a detener su producción y al retomar la actividad pocas semanas atrás lo hizo con menos trabajadores en su staff. Más allá del complejo panorama y la conflictividad propia de estas situaciones, La Campagnola resiste y brega, como desde hace casi 100 años, por ofrecer productos de excelencia.
