La de los sorrentinos es una historia de inmigración, amor por la gastronomía italiana, amistad y otros ingredientes mezclados en una pasta circular rellena y ciertamente deliciosa.
Son parecidos pero distintos a los agnelottis piamonteses, los capelettis de la Emilia Romagna o los famosos tarteletis. Si bien están 100% inspirados en Italia y su cucina, se afirma que Mar del Plata es la ciudad que los vio nacer.
Cómo nacieron los sorrentinos
Hay dos historias vinculadas a dos familias llegadas de Italia a comienzos de 1900 que dan sustento a la afirmación de que los sorrentinos son una pasta marplatense para el mundo. Nacieron con el recuerdo puesto en la tradición y la patria añorada.
Como muchísimas otras historias, comienza con la inmigración y llegada a Mar del Plata de dos familias. Cada una se estableció por su lado en distintos momentos de principios de siglo XX.
Ambos clanes dejaban atrás Sorrento y se establecían en Mar del Plata para transformarse años después en familias insignes por su legado gastronómico.
Por un lado la familia Persico, responsable de los primeros locales de venta de sorrentinos, primero en Mar del Plata y luego en otras localidades. Incluso llegaron a ciudades como Tandil, Córdoba e increíblemente Cape Town, en Sudáfrica.
La historia señala a Rosalía Pérsico como la “inventora” de los sorrentinos. Imaginémosla a cargo de los almuerzos de una familia numerosa que ya ostentaba nietos.
Rosalía amasaba la pasta y la cortaba con el filo de un vaso de vidrio (de ahí su afamada forma redonda). Luego la rellenaba con jamón y queso y la cerraba con la ayuda de un tenedor: así nacen los sorrentinos.
Esa rutina de reuniones familiares e innumerables comidas compartidas hacen que las famosas pastas rellenas de Rosalía trasciendan el núcleo familiar y sean disfrutadas incluso por amigos y conocidos. ¡Ellos también quieren llevarse el manjar a sus casas!
La producción se amplía; se dispone un lugar y los elementos necesarios para amasar sorrentinos en cantidad y comenzar a vender y distribuir. En poco tiempo se convierten en la principal actividad comercial familiar.
Actualmente, Persico Sorrentinos continúa vendiendo su pasta insigne para llevar, cucinare e mangiare a casa en Tucumán 3174 (Mar del Plata).
Trattoria Napolitana Vespoli
La otra pata del origen marplatense de los sorrentinos hay que buscarla en la familia Vespoli (originalmente Vespolini); también italiana, también emigrada y afincada aquí a principios de siglo.
Su zona de influencia es el barrio de La Perla, desde donde aún hoy siguen atendiendo con calidez y hospitalidad en su restaurante/ cantina. La Trattoria cuenta con una amplia carta y un plato estrella: los sorrentinos Vespoli de ricota y verdura, y los Don Torcuato de jamón y queso.
La Trattoria Napolitana es famosa entre los marplatenses pero también entre los foráneos. Muchos turistas (sobre todo los que visitan la ciudad desde hace décadas) la tienen como referencia gastronómica por excelencia.
¿Cómo explicar que la fama y el éxito de los sorrentinos se deba no a una, sino a dos familias? Aquí aparece otra nota distintiva de la italianidad: los lazos fundados en un origen común, en saberse provenientes de una misma patria y de una misma città.
Quizá tuvieron un vínculo estrecho o quizá solo fueran conocidos; compatriotas reunidos ocasionalmente por allegados o circunstancias comunes.
Lo que la historia presume es que una vez Rosalía amasó sus sorrentinos en casa de los Vespoli y ellos, como tantos otros, los amaron y adoptaron al punto de dedicarse a recibir a otros, cocinarlos y servirlos para ellos.
¿Es posible que Rosalía haya amasado algún tiempo para el incipiente ristorante? Es más que probable.
El hecho es que la Trattoria Napolitana (o simplemente “La Sorrentinería”) es un emblema de la gastronomía italiana marplatense. Lleva más de 40 años sirviendo sorrentinos en su locación tradicional en La Perla (3 de febrero 3154).
Los Persico y los Vespoli, o la historia de dos familias unidas por las raíces y un destino común: crear y propagar los sorrentinos, desde Mar del Plata para el mundo.
