¿Sabías que Villa Fiorito, residencia ubicada en la esquina de Avenida Libertad y Salta, fue parte de un conjunto de tres casas casi idénticas? Te invitamos a conocer su historia.
La historia de una villa veraniega
En 1909 la familia Fiorito, de origen genovés y ligada a los negocios inmobiliarios, mandó a construir tres casas que conformarían “Los Chalets de Fiorito”.
Ideadas como viviendas para cada uno de los tres hermanos Fiorito, las casas eran prácticamente iguales entre sí (sólo diferenciándose por las fachadas y cubiertas). Se las reconocía como una avanzada de la villa veraniega en un sitio prácticamente despoblado, a pesar de hallarse a sólo cuatro cuadras de la playa La Perla. Hay que recordar que, para esa época, el barrio no pertenecía a las zonas más importantes de Mar del Plata. Era un área más bien modesta pero donde vivían gran cantidad de residentes e inmigrantes italianos. Asimismo, considerando que la mayor parte de las casas de veraneo que se construyeron – salvo alguna excepción – fueron más bien casas criollas o chorizo, los chalets se destacaban. Con los años, los Fiorito se vieron obligados a vender dos de las tres viviendas, que apenas quedaron terminadas, quedando la restante como residencia veraniega del propietario.
Situada en un terreno en esquina, Villa Fiorito es la única representante en pie de estos famosos chalets. Se presenta como un elemento singular en pleno corazón del barrio La Perla.
La arquitectura italiana
El responsable de los chalets fue Alfredo Olivari, arquitecto genovés de renombre. Se trataba de un destacado profesional que realizó muchas obras en Buenos Aires y sus aledaños. Se recuerda, por ejemplo, al Hospital Fiorito de Avellaneda, donado por la misma familia Fiorito. Asimismo, los constructores de la residencia fueron los italianos Miguel Manelli y Juan Lemmi. Ambos pertenecían a una reconocida empresa que trabajó para los más exigentes profesionales de la época.
La obra estaba conformada por tres perfectos chalets franceses hechos en un país y un tiempo en los que la influencia italiana era notoria. Las casas contaban con frentes adornados con preciosas mayólicas y cubiertas, con grandes despliegues de óculos, cresterías y punzones. Además, contenían obras puramente artesanales de la zinguería de su tiempo. Sus interiores eran cálidos, con la presencia destacada de la gran escalera de madera, con pisos del mismo material o de brillantes mosaicos, empapelados en los muros, con herrajes de bronce, y con altas aberturas de las persianas, postigos, visillos y cortinados que permitían graduar los efectos de la luz, el frío y el calor. Para los expertos, Villa Fiorito se encuadra dentro del estilo pintoresquista.
Villa Fiorito se suma así a una gran lista de edificios, chalets y construcciones emblemáticas de la ciudad que, a lo largo del tiempo, le dieron una identidad propia a Mar del Plata. Hoy, aquellos lugares que todavía resisten, se erigen como los últimos vestigios de “La Feliz” como lugar elegido por la aristocracia argentina.