El 13 de septiembre se celebra en Argentina el día del bibliotecario y la bibliotecaria. La fecha corresponde a una publicación de la Gaceta de Buenos Aires, en la cual Mariano Moreno daba a conocer la creación de la Biblioteca Pública de Buenos Aires por parte de la Junta de Mayo. Fue el 13 de septiembre de 1810 y el Dr. Saturnino Segurola y el Fray Cayetano Rodríguez fueron los primeros bibliotecarios oficiales de la nueva era de la Independencia de la República.
Así es que desde los primeros albores de la República Argentina, se consideró a los bibliotecarios como uno de los pilares fundamentales de la Patria. Después de todo, su función va mucho más allá de la de cuidar libros: son quienes organizan el conocimiento. En ese sentido, hoy su rol es, quizá, más importante que nunca.
La función del bibliotecario como garante del conocimiento
No cabe duda que la figura del bibliotecario viene estrechamente relacionada a la aparición del libro impreso. Pero como decíamos, la verdadera función de las personas que trabajan en esta profesión es la de salvaguardar y organizar el conocimiento mismo. O dicho de otro modo, de ser custodios del registro de la información.
Es que los bibliotecarios y bibliotecarias son aquellas personas que generan procedimientos para organizar la información, así como ayudar e instruir a otras personas en las maneras más eficientes para identificar y acceder a la información que necesiten, en cualquiera de sus formatos.
Al libro como producto informativo se le sumaron luego muchos formatos: discos, videos, revistas, etc. Más adelante llegó la digitalización e Internet, y uno podría pensar que eso fue algo así como el fin de la figura del bibliotecario. Al contrario: en la época de la hiperinformación, el rol de estos organizadores de información está más vigente que nunca.
El bibliotecario en la era digital
En apariencia hoy en día tenemos acceso al mundo entero a través de Internet. Pero esto es así a medias. Es cierto que hay sobrada información sobre casi cualquier tema en la red. Allí está también el problema: la información es tanta, tan desorganizada y tan difícil de chequear que hay cierto punto en el que es como si no hubiera nada. Entre tanta información, ¿Cuál es la correcta? ¿De cuál me puedo fiar?
De algún modo, las bibliotecas y sus guardianes (los propios bibliotecarios) son el espacio de información confiable. Incluso las bibliotecas digitales: aquellas que tienen la información clasificada, las fuentes confiables a la vista, reseñas de los autores de la información, etc.
Las bibliotecas de contenido bien administradas, ya sean físicas o virtuales, son las islas de información de confianza en el mundo de los datos dudosos, los “fakes” y la manipulación informativa. Un rol muy distinto a aquellos primeros bibliotecarios de 1810, pero tanto o más importante.
Estudiar bibliotecología en Mar del Plata
En nuestra ciudad también se reconoce la importancia de bibliotecarios y bibliotecarias, y la Universidad Nacional de Mar del Plata brinda la carrera de Licenciatura en Bibliotecología y Documentación.
La carrera dura cinco años y tiene como principales objetivos “formar especialistas que sepan enfrentar el desafió que supone encarrilar la información en un medio de profunda mutación, logrando una positiva homogeneidad” y “capacitar profesionales documentalistas, con un nivel óptimo en la conducción, organización, planificación, programación y fiscalización de todo lo concerniente a unidades y sistemas de información”.
La inscripción es gratuita y abierta a todo aquel que tenga el secundario completo, como cualquier carrera de grado de la Universidad Pública de Argentina, y se puede encontrar más información en este enlace.
