Adoptadas por los marplatenses como propias, las medialunas son un emblema de la gastronomía local. Las hay dulces o saladas, de manteca o de grasa, rellenas con jamón y queso o algún dulce, crocantes o más esponjosas. La mejor propuesta: la medialuna sacada del horno acompañada por un café o té, o compartida con un mate de por medio.
Los orígenes del “cuarto creciente”
Proveniendo del vocablo “Croissant”, que quiere decir creciente, en el sentido de “cuarto creciente lunar” y que se refiere a la forma original del bollo, el nombre de la medialuna es de origen francés.
Según la leyenda más conocida, el croissant nace en Viena a finales del siglo XVII. La historia cuenta que, cuando los turcos decidieron atacar la ciudad, los panaderos, que trabajaban a la noche, dándose cuenta de la latente amenaza, dieron la alarma. De ese modo, los defensores fueron los que tomaron por sorpresa a las tropas musulmanas obligándolas a retroceder. El emperador decidió reconocer a los panaderos vieneses y éstos, como agradecimiento, elaboraron dos panes: uno con el nombre de “emperador” y otro llamado “Halbmond” (en alemán: “media luna”, antepasado del actual cruasán), como burla a la media luna de la bandera otomana. Más tarde, alrededor de 1770, el croissant llegó a territorio francés a través de María Antonieta, austríaca de nacimiento, que se convirtió en reina de Francia. Los franceses lo harían tradicional en su país y, a partir de 1950, se convertiría en un alimento típico de su desayuno.
Croissant vs. medialuna
El croissant y la medialuna no son lo mismo. Más bien, el primero inspiró al segundo, pues sus recetas no son iguales. La tradicional medialuna de manteca argentina, aparte de su particular forma, se prepara en base a una masa que es enriquecida con huevo y azúcar. Además, es amarilla y está pintaba con almíbar, lo que hace que sea tierna por fuera y dentro. Por otro lado, el croissant es más bien recto, su preparación no lleva huevo y no es embebido en almíbar, por lo que el resultado es una masa hojaldrara bien crujiente. Asimismo, al no llevar azúcar, suele ser de sabor neutro, convirtiéndose en dulce o salado según el relleno.
¡Anímate a hacerlas!
Para hacer las clásicas medialunas de manteca se necesitan varios elementos.
Para la masa:
Harina 0000 500 gr
Sal 5 grs
Azúcar 50 grs
Levadura 30 grs
Leche 250 cc
Miel 15 grs
Vainilla 1 cda
Empaste:
Manteca 100 grs
Harina 0000 1 cda
Para pintar:
Almíbar 200 cc
El primer paso es formar un circulo con la harina sobre la mesada, dejando un agujero por dentro, salando por fuera. En el centro, se coloca el azúcar, la miel, la esencia de vainilla y la levadura desgranada. Luego, se suma la leche y amasa hasta obtener una masa bien lisa. Mientras se la deja descansar en la heladera unos veinte minutos, se mezcla la harina y manteca del empaste que luego será reservada a temperatura ambiente. Para unir la masa al empaste, se estirará la primera en forma de rectángulo y será untada con el sgundo. Luego se cerrará la masa y volverá a la heladera por otros veinte minutos. Eventualmente, habrá que repetir el proceso de amasado y estirado tres veces más, siempre refrigerando la masa en la heladera por períodos de veinte minutos. Finalmente, para el armado, habrá que estirar la masa, cortarla en forma de triángulos y enrollar cada uno desde la punta hacia la base (estirando la masa a la vez que enrollamos). Sólo quedará colocar las medialunas en una placa enmantecada, pintarlas con el almíbar y cocinar hasta que estén doradas.
¿Dónde conseguir las mejores medialunas en Mar del Plata?
Los lugares más tradicionales y recomendados para conseguir medialunas en Mar del Plata son: La Fonte D’Oro, Sao, Confitería Boston y El Torreón del Monje. El primero ofrece la posibilidad de consumirlas en sus más de 10 sucursales, siempre acompañadas por un café, o de comprar para llevar personalmente o vía su tienda virtual. Sao invita a conocer sus variedades rellenas de membrillo, bon o bon, chocolate Bariloche, crema pastelera, dulce de leche, crema cítrica o avellana, en sus cuatro locales. Con una fuerte historia local, Confitería Boston ofrece las opciones de comprar medialunas para llevar o consumir en sus dos confiterías. Y, con una vista envidiable, El Torreón del Monje propone disfrutarlas mirando el mar y, de paso, comprando para llevar a la familia.
