Reconocida a nivel nacional, la historia del Astillero Naval Federico Contessi comienza en Italia donde nace su fundador. Como tantos otros, Federico Contessi se radicó en Mar del Plata con el objetivo de huir de las guerras, de la miseria y de empezar una nueva vida para su familia. Hoy, la empresa, que continúa la tradición familiar, lleva construidas más de 130 naves.
La oportunidad de una nueva vida
Federico Contessi nació en 1931 en la ciudad de San Benedetto del Tronto, región de Le Marche, Italia. Su padre, Domenico Contessi, que se dedicaba a la pesca, viajó a Mar del Plata a unirse con su hermano en búsqueda de una mejor calidad de vida, cuando Federico tenía apenas cuarenta días de vida. Al cumplir dieciséis, y luego de vivir muchos años en la pobreza y de que su pueblo fuera bombardeado, Federico se radicó en Mar del Plata junto al resto de su familia. Ya en la ciudad balnearia, para no defraudar a su padre, trató de trabajar como pescador pero no pudo. No soportaba el movimiento del mar. En lo que si era bueno, ya que desde pequeño lo había aprendido, era en el oficio de carpintero naval. De ese modo, empezó a trabajar en el astillero de un hombre de origen español. Un tiempo más tarde, con tan sólo 19 años, compró un terreno donde creó su primer astillero al que llamó “La Juventud”. En 1961 construyó su primer barco: el “Compagnelo”. De veintidós metros de eslora, fue una de las embarcaciones de madera más grandes que se habían construido en Mar del Plata en esa época. Para 1965 fundó el “Astillero Naval Federico Contessi y Cía.” Lamentablemente, en 1974 el astillero sufrió un incendio que destruyó todas las instalaciones provocando pérdidas totales. Inmediatamente, y sobre las cenizas, se comenzó la reconstrucción pensando ya en modernas instalaciones.
La nueva era del Astillero Contessi
En 1977 se inauguró oficialmente parte de la actual planta, donde se construye bajo techo y es posible trabajar simultáneamente en hasta cinco buques a la vez. A partir de entonces se modificaron todas las pautas de trabajo, aplicándose la tecnología más avanzada en equipamiento, diseño y producción.
A hoy, ya se han construido 133 barcos, siendo la mayoría buques pesqueros: costeros, de altura, congeladores, palangreros, tangoneros, entre otros. Sin embargo, se destaca la construcción un catamarán turístico con capacidad para 400 pasajeros, barcos de apoyo, remolcadores y una embarcación para la recolección de residuos sólidos flotantes. Entonces, si bien la especialidad del astillero ha sido la construcción de pesqueros, también se han construido otros tipos de barcos, además de realizar trabajos de reparación y modificación de todo tipo de buques que puedan ser atendidos en su planta.
La familia y el legado
La familia Contessi, originaria de un pueblo pesquero, lleva al oficio en la sangre. Mientras Domenico salía a pescar, su esposa tejía las redes. Su hijo, Federico, quien fundó el astillero que lleva su apellido en Mar del Plata, continuó la tradición familiar vinculada al mar y sus frutos logrando que sus hijos siguieran desarrollando la empresa. Su hija mayor, Evelina, se convirtió en la gerente administrativa, no solamente del Astillero, sino de las otras empresas del grupo. Felisa logró ser la encargada de las compras y Alejandra se volcó a la parte más institucional. Su único hijo varón, Domingo, siguió vinculado al Astillero Contessi también. Los cuatro empezaron a trabajar allí desde su primer año de la secundaria, una tarea que terminó enamorándolos.
Las botaduras
Las botaduras de los nuevos barcos son un clásico que atrae tanto a locales, como a turistas. Cada vez que se finaliza la construcción de una nave se desarrolla el acto de botadura donde invitados, trabajadores del astillero, turistas y ciudadanos pueden admirar a la nueva nave mientras inicia su primer paseo por el mar. Se trata de todo un evento donde el padrino o madrina de la nave, siguiendo la tradición, bautiza al barco rompiendo una botella de champagne sobre su casco. Se cree que eso evita que el mar se pueda cobrar tributos humanos o que el barco se hunda. Las supersticiones para aquellos buques que no respeten la tradición de la botadura se han extendido a lo largo del tiempo. Sin duda alguna, se trata de una norma no escrita en el ámbito marítimo.
Si tienen la oportunidad, no dejen de asistir a alguna botadura. Es emocionante ver el trabajo de tantos trabajadores materializado y navegando por nuestro puerto.
Commenti
