Juan Eduardo: “mis canciones son simples, pero eternas”

¿Quién no cantó alguna vez “la pinta es lo de menos”? ¿Cuántas veces entonamos el famoso “borom, bombom, borom, bombom” en la cancha? Y seguramente, más de una vez, cada vez que llegamos a “La Feliz” cantamos “qué lindo que es estar en Mar del Plata”. Todas esas canciones tienen un autor: Juan Eduardo.
Ícono de la música pop en Latinoamérica, sagaz y verborrágico; este genio y creador de las letras simples “pero eternas”, de ADN 100% marplatense, repasa con nosotros su carrera y regala más de un título en una charla de esas que no queremos que termine nunca.

“Conocí muchos lugares, pero ninguno como Mar del Plata”

Mar del Plata, 7 de enero de 1947. La temporada de verano está apenas comenzando y las playas se van colmando. Es una época bisagra para la ciudad, la aristocracia sigue dominando, pero ya se van acercando las primeras familias de clase media y trabajadora. Mientras tanto, lejos del ruido del mar, en Libertad y Chaco, un nuevo marplatense llegaba al mundo: Juan Eduardo.
“Viví en Mar del Plata hasta los 15 años, a los 20 años me mudé a Buenos Aires y después fui y vine; Mar del Plata es mi lugar en el mundo sin dudas. Ahí me formé, me crié, aprendí”, cuenta con orgullo Juan Eduardo que, si bien hoy vive en Buenos Aires, reconoce a la perla del Atlántico como el lugar que lo marcó para siempre.
Fue allí donde Juan dio sus primeros pasos en la música, influenciado por las colectividades italianas (“se veía mucho el Festival de San Remo”) y españolas y, por supuesto, por The Beatles (“cuando escuché Twist and Shout por primera vez, nada volvió a ser igual”).

Pero como reza el dicho, “Dios está en todas partes pero atiende en Buenos Aires” y, si bien “La Feliz” fue (y es) semillero de grandes artistas, para trascender Juan Eduardo necesitaba ir a la gran ciudad.
“Hay casos de músicos que triunfan en el interior, generalmente en el género folclore. Pero yo siempre hice pop y baladas, y Mar del Plata tenía un techo, así que hice las valijas y me fui”, cuenta. Le esperaba un ascenso meteórico que lo terminó convirtiendo en un ícono de la música popular.

Juan y Juan, el dúo que revolucionó a los jóvenes de los ’60

En 1968 Juan formó, junto a Juan Marcelo, el dúo Juan y Juan. La conquista fue casi inmediata.
“Debutamos un sábado de agosto de 1969 en el programa ‘Sábados Circulares’ y fue una explosión. A partir de ahí, fuimos conquistando otros países y se generó algo muy vertiginoso y rápido. Explotó una bomba y la onda expansiva sigue hasta el día de hoy”, cuenta.
En solo 4 años el grupo grabó 6 LP, 20 sencillos y varios dobles. Además, recibieron 6 discos de oro y sus temas ocuparon los primeros puestos de ventas en varios países de Latinoamérica.
“Hay que alegrar el corazón”, “Balada para un Gordo”, “Un Día de Calor” y tantos otros éxitos de la música pop argentina son autoría de Juan Eduardo; canciones que hicieron bailar a los jóvenes de los sesenta y setenta y que también las cantan más de un millennial.

El tiempo es veloz, y avanza, siempre, pero hay algo que es imperecedero: la música. Y aunque en Argentina muchas de esas canciones fueron maltratadas por un grupo selecto que valora más la metáfora que la simplicidad de una letra, Juan Eduardo sabe que una inmensa mayoría sigue disfrutando de esas “canciones que le hacen bien a la gente”.

“El Indio Solari no puede trabajar en otro país que no sea Argentina”

A la hora de hablar sobre porqué, muchos de los artistas de la llamada “música beat” hoy no gozan de la masividad de antaño, Juan afirma: “eso sucede en Argentina, porque hay una casta política e intelectual que siempre fue detractora de nuestra música. Eligieron la música machista y cargada de metáforas, en detrimento del romanticismo y la sensibilidad”.
El mejor ejemplo de ello, según Juan Eduardo, es Leo Dan, ídolo en toda Latinoamérica, pero no acá.
“La gente sigue recordando a Leo Dan, pero los dueños de centros culturales, políticos e intelectuales no. Acá se ha usado la música con otros fines y si no hacés rock no existís”, asegura y va más allá: “el Indio Solari no puede trabajar en otro país que no sea Argentina, Leo Dan sí. Uno no se refleja en ese tipo de canciones, en esos mensajes. Dan interpreta el sentimiento de la gente, algo que es muy difícil. Es más difícil escribir una canción sencilla, algo que implica correr el riesgo de ser tonto”.

“Cuando escribo, trato de ponerme en el lugar del otro”

¿Existe la fórmula del éxito? Difícil responder a esa pregunta, pero si uno comienza a investigar un poco va a darse cuenta que muchos de los grandes hits latinos de los últimos 30 años fueron escritos por Juan Eduardo.
“Hace rato que no escribo canciones para Argentina, pero hice muchas canciones para José Luís Rodríguez, para artistas de México, hasta Engelbert Humperdinck (famoso crooner británico) cantó una canción mía (‘Ahora que soy Libre‘). También fui invitado a España, canté en Estados Unidos, en Perú, etc.” cuenta este músico que, a la hora de develar el secreto sobre cómo componer una buena canción asegura: “es muy difícil, y hacerlo coherentemente mucho más. Cuando compongo, trato de ponerme en el lugar del otro; el primer oyente que tengo soy yo, y lo hago escribiendo letras claras y definidas, donde no hay lugares grises. Es lo más complicado, escribir con sentido y que suene inteligente”.

“Bailando en una Pata”, la canción definitiva de Mar del Plata

Hay canciones que perduran en el tiempo y se vuelven parte de la cultura popular, tienen la particularidad de ser etéreas y así se transmiten de generación en generación, incluso inconscientemente.
“Es un canto de tribu, no hubo ni habrá otra canción más representativa de Mar del Plata que esa. Un tema sencillo, accesible para todo el mundo. La gente no se siente tonta cantándola y, parece mentira, pero una frase tan simple como ‘qué lindo que es estar en Mar del Plata’, sintetiza todo”, explica con orgullo Juan Eduardo al hablar de la canción perfecta que registró como pocas (no existe al día de hoy, otro tema que hable sobre la ciudad y que haya impactado de esa manera) lo que significa ir a “La Feliz” en verano.
“Son canciones sencillas, con frases casi de publicidad, pero que te quedan grabadas; se podría decir que son sloganes rotundos“, remata el cantautor.

“No sé cuántas canciones siguen vivas después de 50 años. ‘Bailando en una Pata’ es un claro ejemplo. También ‘Hay que alegrar el Corazón’, que se canta en todas las canchas del país desde hace muchísimo tiempo. Es más, me atrevería a decir que debe ser de las canciones más cantadas del país. Es tan buena que va pasando de generación en generación, y eso para mí es un orgullo”, cuenta Juan Eduardo.
“Yo sé que jamás me van a dar un reconocimiento desde la cultura o la política, pero yo me voy a morir y las canciones van a seguir. Ese es el mejor legado que le puedo dejar a mis hijos y nietos, que puedan decir ‘esa canción la hizo mi abuelo’ o, ‘ese tema es de mi papá'”, cierra Juan Eduardo, mientras en alguna casa, seguramente hay un hincha cantando frente al televisor “el que no salta, se va a la B” y en otra, una pareja se prepara para salir de vacaciones mientras entona los versos “en Mar del Plata no tengo problemas, si no hay más camas me acuesto en la arena”.