Giuseppe De Angelis: un hotelero italiano en Mar del Plata

Desde hace más de 20 años el Hotel Sirenuse es “la casa de los italianos que llegan a Mar del Plata”. El mismo pertenece a la familia de Giuseppe De Angelis, que sigue en el rubro familiar y además tiene su propio emprendimiento, el Hotel Lucky Home. En esta nota, repasamos su historia familiar, su llegada a Mar del Plata y su rol en la Dante Alighieri.

Un amor a la distancia y el inicio de un sueño

En pleno Siglo XXI, mantener un amor a la distancia no parece ser tan complicado, gracias a la tecnología y a las mil y un maneras de estar en contacto. Sin embargo, algunos años atrás, era un poco más difícil. Así fue como nació el amor entre María y Antonino De Angelis. Él, nacido en Sorrento; ella, de Quilmes, Buenos Aires, pero con familiares italianos del mismo lugar.
María había ido por primera vez a la tierra de sus antepasados a los 10 años. A los 23, volvió y conoció a Antonino. El flechazo fue instantáneo se inició un romance que, al principio, fue a la distancia y a través de la correspondencia.
Finalmente, y como dice la canción, “el amor fue más fuerte” y María armó las valijas para irse definitivamente a Italia, sin saber que años después volvería, ya con su familia, a Quilmes primero y a Mar del Plata después.

Durante ocho años, Antonino y María vivieron en Italia. Allí nació Giuseppe De Angelis, nuestro protagonista. Ya en ese entonces, Antonino se dedicaba a la gestión hotelera y llevaba varios años como director de un hotel. Sin embargo, por un problema sucesorio el complejo entró en crisis y Antonino se veía en la calle. El dicho dice que detrás de toda crisis, siempre hay una oportunidad, y ante esta situación, Antonino decidió darle forma a un viejo sueño: iniciar su propio emprendimiento.

Primera parada: Quilmes. Destino final: Mar del Plata

Iniciar un negocio propio en Italia, en esos días e incluso hoy, era una tarea titánica, que requería disponer de un capital enorme. Es por eso que Antonino y María decidieron cruzar el océano y establecerse en Argentina.
El lugar elegido fue Quilmes, donde María ya tenía familia. Se hospedaron en la casa de sus padres e intentaron ver de qué manera podían meterse en el rubro hotelero, pero rápidamente se dieron cuenta que tenían que buscar una ciudad desarrollada turísticamente. Así apareció Mar del Plata, casualidad (o no), ciudad hermana de Sorrento.

Llegar a “La Feliz” fue empezar de cero en otro lugar, con miles de dudas e incertidumbre, pero también con esperanzas y ganas de crecer. Además, al haber una comunidad italiana tan grande, la familia De Angelis se sintió como en casa desde el primer momento.
Antonino y María vendieron su casa en Italia y con esa plata compraron un hotel y le pusieron de nombre Hotel Sirenuse. Poco a poco el vínculo con las familias de origen italiano que vivían en Mar del Plata se fue reforzando por una necesidad afectiva (especialmente de Antonino) de estar entre italianos. Así fue como Antonino se unió a la Casa d’Italia y también se unió a la Asociación Regional de los Campanos.
Fruto de esa unión, a Antonino se le ocurrió agasajar a esos amigos italianos con un lemoncello casero, hecho con una receta que él había traído de Italia. El éxito fue inmediato y de repente la cocina del hotel se transformó en una destilería de licores llegando a instaurar en la ciudad la costumbre de ofrecer este aperitivo después de comer.

Una breve escala como creador de licores, el regreso a la hotelería y el ingreso de Giuseppe De Angelis

Antonino, fiel a su estirpe de emprendedor nato, vio un negocio en la creación del Lemoncello y abrió una fábrica de licores que en su pico máximo de producción llegó a hacer cuatro tipos distintos de la bebida y también vendía babà.
La fábrica funcionó durante casi 18 años, hasta que Antonino se cansó y decidió volver a su primer amor: la hotelería. Ahí fue cuando comenzó a escribirse la historia de Giuseppe, que había nacido y vivido toda su vida inmerso en ese mundo del hospedaje y los hoteles.

¿Cómo fueron tus comienzos en el hotel?

“Ni bien terminé la secundaria, decidí dedicarme a la hotelería así que me fui a estudiar a Buenos Aires. Allí obtuve mis primeros trabajos, luego viajé a los Estados Unidos, también estudié en Francia y ya con el título de Licenciado en Administración Hotelera, surgió la posibilidad de alquilar un hotel en Mar del Plata que es el Lucky Home.
A partir de ahí, empiezo a ocuparme de los dos complejos y hoy por hoy tenemos una suerte de empresa familiar administrando ambos lugares. Además, también seguí los pasos de mi padre y me fui involucrando en las actividades de la comunidad italiana en la ciudad”.

¿De qué manera te acercaste a la comunidad italiana en la ciudad?

“Empecé a trabajar mucho con la Dante Alighieri, institución de la cual hoy soy vicepresidente. Llegué a ellos a través de Erika Garimanno y porque el Hotel Sirenuse se transformó en una suerte de primer hogar para los diplomáticos italianos que llegaban a la ciudad. Erika trabajó muchos años en el consulado y por ese vínculo, me ofreció sumarme a la Dante.
Allí me involucro en el armado de algunas actividades, como por ejemplo la Settimana della Lingua Italiana nel Mondo y la Settimana della Cucina Italiana nel Mondo. Ambos son eventos muy importantes que implican el desarrollo de 5 o6 actividades, las cuales demandan mucho tiempo de preparación y organización. Además, estoy desarrollando el programa de La Tessera, que es un sistema de beneficios para la comunidad de la institución, a través de un tarjeta con la cual se accede a descuentos y beneficios varios que brindan empresas vinculadas a la Dante”.

¿Cómo ves hoy a la comunidad italiana en Mar del Plata?

“Lamentablemente, siento que año tras año se va perdiendo la italianidad entre los jóvenes. Las generaciones anteriores tuvieron la suerte de que sus padres o abuelos hayan nacido en Italia; hoy el lazo es más complicado, lo cual no quita que haya interés, pero creo que es un trabajo grande que debemos hacer quienes estamos involucrados. En ese sentido, siento que la Dante está haciendo un trabajo muy sano y con un objetivo claro que es divulgar la cultura italiana en Mar del Plata y sus alrededores.
Hoy, con los recursos limitados que tiene, la institución está logrando grandes avances, en una tarea que es titánica.
Hay una realidad y es que muchos se acercan por el solo hecho de obtener la ciudadanía y es doloroso. Pero es un trabajo que tenemos que hacer los jóvenes y también el consulado”.

Hotelería en tiempos de pandemia y un vínculo inquebrantable con Italia

Uno de los rubros más perjudicados por el surgimiento del Covid-19 fue el turismo. La gente dejó de viajar y el hecho de que se decretase una cuarentena hizo que muchos hoteles tuvieran que cerrar sus puertas al no poder generar ingresos.
En el caso del Hotel Sirenuse, Giuseppe De Angelis explicó que el hotel pudo seguir adelante gracias a sus ahorros. Por otro lado, también tuvieron que postergar pagos y recurrir a préstamos pero, por suerte reabrieron sus puertas el 1 de diciembre pasado y durante la temporada de verano comenzaron a transitar el camino de la recuperación.
Hoy el hotel sigue adelante, con su particular estilo que se asemeja a una auténtica hostería de montaña. Su exquisito diseño, la calidez de sus dueños y empleados y el confort que brindan lo convierten en un lugar soñado y en el lugar elegido por los italianos que vienen a la ciudad.
“En algún momento pensé en irme a Italia pero prioricé desarrollar un negocio propio que empezar de cero allá. Agradezco que Argentina me haya dado esa posibilidad de emprender algo sin tantas barreras”, concluyó Giuseppe De Angelis.