En el contexto actual que estamos atravesando, las personas pueden temer por sus finanzas y ahorros. Mientras muchos se han volcado al teletrabajo, otros han visto disminuida su carga laboral y los menos beneficiados, directamente, han perdido sus ingresos. La situación genera que se caiga en pánico y no se sepa como manejar la economía. Pero, con un poco sentido común, y algunos buenos consejos, se puede sobrepasar esta crisis.
¡A ordenar esos números y controlar nuestras finanzas!
Lo primero que hay que hacer es ordenarse. Es necesario conocer en que estado se encuentra uno para luego poder proyectar los pasos a seguir en base a los objetivos económicos que se plantee.
Para esos fines, se propone armar una planilla muy sencilla en la que se vuelquen los siguientes datos: ingresos (sueldo y demás beneficios económicos), egresos (costos fijos y variables), ganancia (diferencia entre ingreso y egreso) y promedio de gastos (mensuales, anuales y, si se quiere, diarios). En una columna se pueden listar los meses del año, en la columna de al lado se pueden ir volcando los ingresos, en la que le sigue se pueden anotar los egresos (diferenciando costos fijos de variables) y en una cuarta, la ganancia (restando el egreso al ingreso). Así se podrá conocer la capacidad de ahorro que se posee mes a mes. Básicamente, esta herramienta ayudará a mantener un registro y conocer las fluctuaciones. Luego de un tiempo se podrán empezar a deducir conclusiones propias: en que meses se gasta más, porque puede suceder eso, que gastos generan que nuestras ganancias disminuyan, etcétera. Asimismo, se puede utilizar alguna clase de aplicación preparada para vigilar nuestras finanzas.
Seis recomendaciones a tener en cuenta
1. Diferenciar prioridades y necesidades de caprichos
Luego de ordenar las finanzas, se puede analizar y conocer cuánto se gasta mensualmente en cada ítem, para así poder definir cuáles son las necesidades y prioridades de nuestra vida.
2. Eliminar la mayor cantidad de gastos variables que se pueda
Los gastos variables son aquellos que no son necesarios para vivir. Se deben eliminar aquellos que no contribuyan de modo positivo.
3. Caminar y buscar precios
Si bien es el típico consejo de nuestras madres, es también un principio de sentido común. No hay que contentarse con el primer precio que encontremos. Se recomienda ver en pequeños comercios, en vez de en grandes mercados, e investigar alternativas o segundas marcas. Otra opción viable es adquirir bienes o servicios a través del comercio electrónico.
4. Armar un fondo de emergencias
Siempre es bueno tener preparado un fondo de urgencias, un “colchón” de dinero para afrontar gastos no planeados o emergencias que puedan aparecer, en lugar de incrementar tu deuda.
5. Limitar el uso de las tarjetas de crédito y/o evitar refinanciar las deudas.
La tarjeta de crédito es una herramienta muy útil de financiación, siempre y cuando se pueda pagar la deuda al cierre de la mismo. Si no se es capaz de pagar a fecha límite y se necesita aplazar la obligación, se generará un interés hará aumentar bastante el dinero a devolver. Por eso, hay que evitar refinanciarla.
6. Fijar metas para los ahorros
Con el objetivo de lograr determinada compra o inversión, será útil proyectar los gastos futuros. De ese modo, se limitarán las compras pos impulso y se estará haciendo un esfuerzo que será recompensado. Ahorrar es más fácil cuando se tienen metas claras.
